El evento reunió a investigadores de diferentes disciplinas (antropología, artes plásticas, estudios culturales, historia, literatura y politología) y a cinco escritores españoles y latinoamericanos (Fernando Aínsa, Sergio Chejfec, Santiago Gamboa, Ana Merino y Enrique Vila-Matas). Todos ellos se unieron a un público entregado para poner sobre la mesa la necesidad de reconsiderar las fronteras a nivel global, insistieron en el movimiento del ir y venir, examinando aquello que está en el límite de lo pensable, desafiando taxonomías y apostando por la asimilación del entorno como medio de enriquecimiento de nuestra experiencia vital. Con prácticas nómadas que escriben el espacio, apostaron por la indecisión como preámbulo de la ambigüedad, reconociendo los límites necesarios para tomar la realidad como punto de partida y, así, poder estudiar aquellas fronteras nebulosas que diluyen dicotomías rígidas.
Todos estos temas hicieron de «Fronteras nebulosas» un interesante simposio en el que, durante tres días de intenso estudio y reflexión, se resaltó el papel clave de la incertidumbre en el desarrollo de toda ciencia y acto de creación. Las ponencias que en él se dieron permitieron esclarecer la noción de límite indeterminado, profundizar en la nebulosa que envuelve las convenciones político-sociales, los movimientos culturales y las producciones artísticas, refutando arbitrariedades y transgrediendo convencionalismos.
Ello se puso de manifiesto en casos en los que los malentendidos dejan paso a múltiples interpretaciones de un mismo fenómeno, generando indecisión al sostener enunciados que suponen varios significados a la vez. También ocurre en los encuentros transterritoriales donde entran en acción dinámicas de desplazamiento propias de las zonas fronterizas, sean éstas nacionales, ideológicas o culturales. Ejemplos de ello los encontramos en las líneas de demarcación que separan norte y sur, naturaleza y cultura, texto original y traducido así como en aquellas figuraciones de ficción, o no, inherentes a una misma voz autorial.
El conjunto de todos estos elementos puede ser representado con las metáforas transculturales del rizoma, del mangle y del biombo, mueble típico de la cultura japonesa, signo de distinción social y destacable por su movilidad consustancial, su capacidad para dividir espacios y su manejabilidad en el diseño de perspectivas. En ellas se puede visualizar el funcionamiento de la ambigüedad, entendida como momento en el que las expectativas quedan suspendidas y la vida se afirma.