Mario Vargas Llosa

21.09.2011

Conferencia: «History and Literature: Proximity and differences»
Entre realidad literaria y ficción histórica.

Por invitación del Centro Latinoamericano-Suizo la Universidad de San Gallen acogió al Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. En una aula magna llena hasta la bandera, Don Mario dio prueba de que no solo es un brillante escritor comprometido con la sociedad, sino también un orador con un gran carisma personal.

«History and Literature: Proximity and differences»

En su conferencia el autor recalcó el papel importante que desempeñan las técnicas de la ficción en la representación narrativa de sucesos reales.

Según Vargas Llosa, la percepción individual de la realidad histórica no estriba tanto en métodos cuantificantes exentos de recursos narrativos literarios, como en la reelaboración discursiva de unos pocos elementos que marcan una biografía. El componente emocional relacionado con un acontecimiento es el que le confiere su veracidad. Como ejemplo de esta «vida oculta de la Historia», don Mario le narró al público cautivado una conversación que sostuvo en República Dominicana y que lo indujo a escribir La fiesta del Chivo. Para su interlocutor dominicano el régimen de Trujillo se reducía a una escena de la vida familiar, profundamente grabada en su memoria: el terror de su padre ante el dictador y sus esbirros.

Este componente intimista resulta sumamente importante a la hora de crear una realidad literaria. «Las cosas que guardamos secretas ante los demás son las más importantes de nuestra vida», dice el autor. En esta vida secreta, cuyos contenidos sólo la literatura logra describir, también gozamos de un mayor grado de libertad. Por otra parte, se produciría una ruptura de la «suspensión de la credulidad» tal como la formula Coleridge si una historia, aunque verídica, atentara contra nuestros valores más íntimos.

Historia como escritura

Tal como «Guerra y Paz» determinó nuestra imagen de las Guerras Napoleónicas, encontramos la representación más viva de la batalla de Waterloo en los «Miserables» de Víctor Hugo. En cambio, la fuerza de las obras de historiadores como Michelet y Gibbon reside en su carácter literario pues la literatura crea algo que no ocurrió pero que habría podido tener lugar.

Las obras de Mario Vargas Llosa se han amoldado desde siempre a estos principios. No sólo en novelas más recientes como «La fiesta del Chivo» y «El sueño del Celta», sino también en «La ciudad y los perros» o «Conversación en la Catedral», el autor entreteje acontecimientos históricos que él mismo vivió o que recolectó minuciosamente con elementos ocultos y personales que, de no haberlos plasmado en sus obras, habrían pasado desapercibidos por la historiografía oficial.

En la discusión que siguió la conferencia y en la que el español suplantó al inglés, Vargas Llosa insistió – refiriéndose a la obra de Popper – en que el objetivo principal de la literatura no es influenciar directamente la política. El ansia de libertad y la idea de una sociedad abierta son características inherentes a toda creación artística, por lo que una de las primeras medidas puestas en marcha en regímenes totalitarios es el establecimiento de una censura.
Don Mario se mostró tan cómodo en la tribuna como accesible a su público durante la firma de autógrafos que clausuró el acto. (Texto: Manuel Pombo)

Mario Vargas Llosa (1936, Arequipa, Perú) es uno de los grandes escritores del siglo XX. Durante su vida ha sido testigo de excepción de los profundos cambios que han marcado Latinoamérica. Como destacada personalidad pública, se distingue por su dedicado compromiso con los sucesos políticos y culturales de las últimas décadas.

Se consagró como escritor hace casi medio siglo con la publicación de su primera novela, La ciudad y los perros (1963).

Su última novela, «El sueño del celta», gira en torno a las atrocidades cometidas durante la explotación colonial del caucho en el Congo y el Amazonas.
Pocos días después de que aparezca en las librerías la traducción al alemán de esta novela, Mario Vargas Llosa visitará la Universidad de San Gallen, con la que lleva muchos años vinculado. Ya en 1988, se le otorgó el Premio de la Libertad de la Fundación Max-Schmidheiny.

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