Santiago Gamboa

03.04.2013

Conferencia: «Una soledad enriquecida»

El escritor Santiago Gamboa cerró el Curso público «Escrituras del yo», en el que durante las siete primeras semanas del semestre de primavera reflexionamos sobre diferentes textos autobiográficos y autoficcionales en lengua castellana.

En su charla, Gamboa relató, por un lado, su propio devenir «escritor del yo», y reflexionó, por el otro, sobre los mecanismos de enmascaramiento y veladura de la figura del autor dentro de textos autoficcionales.

En su «recuento autobiográfico» remarcó cómo sus trayectorias vital y profesional han estado siempre entrelazadas. Tuvo una infancia feliz, en el seno de una familia colombiana de clase media, y rodeado de «paralelepípedos de papel», los libros, de los que aprendió más que de la propia vida. Sin embargo, fue sólo tras salir de este ambiente protector, al encontrarse solo y pobre en el extranjero, cuando empezó a escribir.

En su opinión, al igual que en el periodismo, donde la primera persona singular les está permitida a muy pocos, la escritura del yo en la literatura es un derecho que debe ganarse. A la vez, para Gamboa, la literatura se divide en dos grandes grupos: la de los escritores que siente a través de sí mismos, y la de los que lo hacen a través de sus personajes.

Gamboa nos contó cómo, tímidamente, empezó a introducir el yo en sus novelas. En Perder es cuestión de método aparece por primera vez una voz en primera persona. Aunque este yo no fuera el del autor, fue el comienzo de lo que se convertirá después en el rasgo distintivo de su obra: la autoficción.

Reflexionando acerca de los elementos constitutivos de las escrituras del yo y los procesos de narrativización que las acompañan, Gamboa afirmó que, si bien pudiera parecer que el escritor del yo sólo necesita ordenar su propia experiencia, es decir, darle una forma, el grado de artificiosidad implicado en este proceso es enorme. El hecho de que la novela empieza y acaba, frente a la vida real del autor, que continúa, no es más que un ejemplo de este artificio.

Gamboa terminó su presentación volviendo a la relación entre su escritura y su vida. Confesó necesitar distancias para escribir: en España escribía sobre Colombia, en París sobre España, y así sucesivamente. Aún hoy, la soledad que encuentra en los viajes, en los lugares anónimos, es fundamental para su creación literaria. Escribir en la habitación de un hotel, lejos de lo familiar, le produce una intensa sensación de felicidad: la de la «soledad enriquecida».

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